Huella de Carbono
La Huella de Carbono de producto es la cantidad total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se generan en cada una de las fases del ciclo de vida del producto (desde la extracción de las materias primas que lo componen hasta el destino al abandono del producto).
Existen en la actualidad diversas normas, referenciales y guías para el cálculo de la Huella de Carbono de productos, tanto generales como sectoriales, promovidas desde diversas instituciones públicas o privadas de reconocido prestigio. Por ejemplo, PAS 2050, GHG Protocol, ISO 14067, Protocolo Internacional del Vino, etc.
Esta verificación, por tercera parte, de las emisiones calculadas de Gases de Efecto Invernadero de producto, es el primer paso hacia otras posteriores con mayor beneficio medioambiental, como la reducción de las emisiones —vía proyectos de reducción— o la compensación de las mismas (que también implica indirectamente reducción, a través de proyectos que generan reducciones con las que compensar las emisiones).
«El análisis de la huella de carbono en una empresa, si está adecuadamente diseñado, permite detectar posibilidades de mejora de la eficiencia energética, de los procesos productivos o del diseño de los envases que suponen ahorros económicos y la reducción de las emisiones de gases efecto invernadero.»
Las verificaciones de producto/servicio pueden ser de tres tipos:
- CO2 Calculado: Acredita la veracidad del cálculo de la Huella de Carbono de un producto/servicio, es decir, el conjunto de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que genera un producto/servicio durante todo su ciclo de vida.
- CO2 Reducido: La organización tiene que demostrar que en su producto/servicio se ha reducido un mínimo del 3% respecto del año anterior y se concede su derecho de uso anualmente.
- CO2 Compensado: En este caso se calculan las emisiones compensadas en sumideros de contaminación, las cuales serán restadas a las calculadas en la huella de carbono de producto/servicio.